La retórica violenta del futuro

La Revolución Francesa ejemplifica perfectamente el efecto que tiene el constante manoseo sobre determinados acontecimientos históricos: los convierte en ‘souvenir’. Se suavizan sus perfiles, se obvian sus claroscuros, se simplifica su trama hasta rozar la idiocia. La Revolución Francesa, por eso, ha quedado a menudo convertida en un vulgar museo: lugares comunes en pedestal. Un jarrón en el que se colocan flores. Y así. Todo este proceso (en el que subyace, por cierto, un tema sobre el que se puede discutir todo lo que se quiera: las consecuencias de la masificación de la cultura) no es sino la más directa vía hacia la incomprensión. El lema ‘Liberté, egalité, fraternité’ sigue blandiéndose hoy como una espada, pero lo que se blande en realidad es la vaina. Quitarle al mantra su parte última ‘…ou la mort’ es una argucia que ayuda a disfrutar mejor la ‘experiencia revolucionaria’ pero también a salir de ella sin haber comprendido nada. Más o menos como del tren de la bruja.

  

            Y es que la muerte dominó el paisaje de la Revolución Francesa. No cualquier muerte, sino la ‘muerte política’, con lo que eso duele. La ‘muerte política’ es particularmente desagradable, porque suele llevar aparejados intentos varios y malolientes de disimulo y justificación. He escrito la palabra: desagradable. ¿Desagradable? ¿La Revolución Francesa? ¡Quiá!, que diría un maestro. Desagradable, yes. En realidad no tanto: la Revolución Francesa fue (solamente, detallitos) humana. Ésa me parece que es la idea fundacional de Ciudadanos. Crónica de la Revolución Francesa, de Simon Schama. Uno de esos libros que han de aspirar a la trascendencia. A un lado la interesante (e insolente) postura historiográfica de Schama, su obra resulta magnífica, en el más puro sentido del adjetivo. Tiene su interpretación la inteligencia y la profundidad suficientes para contrarrestar tantos años de charleta topicona. La Revolución Francesa se escribió con sangre. Aquellos que se han ocupado de la Revolución y han tratado de relativizar el papel de la violencia para que el mito permaneciese incólume, sólo deberían haber conseguido retratarse como cínicos equivocados. Porque bucear en las ‘oscuridades’ de la Revolución (y la violencia sería una de ellas) no persigue desacreditar ni uno solo de sus méritos históricos. Únicamente comprenderlos mejor.


            La Revolución Francesa es, se ha dicho muchas veces, la puerta de entrada a la Contemporaneidad. Pero lo es en más sentidos de los que suelen reconocerse, y con más matices de los que es costumbre apreciar. Aquel proceso es el perfecto escenario de la Contemporaneidad no sólo porque en él fueron definiéndose la democracia participativa y el hombre libre, sino también porque su trayectoria es uno de los trazados en que mejor puede verse la ambivalencia de toda empresa humana. La manera, y perdonad, en que el hombre aspira a la gloria desde la más infinita mierda. La manera en que los edificios que habitamos (políticos, morales, éticos) tienen por cimiento una grande pila de cadáveres. La única manera, en suma, que tienen los hombres para ir construyéndose el futuro: provechosamente equivocándose.


P.S. Esta es la entrada que inaugura el blog y quería que en ella quedase claro su espíritu insolente. No sólo por la insolencia de Schama al interpretar la Revolución Francesa; también por la mía al interpretar a Schama. Mi insolencia rinconera es en realidad una persecución doble: la de afinar mi comprensión de las cosas y la de despertaros al debate. Aquí os espero. Sed bienvenidos.

9 comentarios:

  1. A la usanza americana, ésa es una muy buena nota. ¡Muchas gracias, C.G!

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  2. Muy buen arranque, señor Ventura. Efectivamente, la idealización del pasado es la primera barrera a franquear por todo aquel que desee acercarse a la realidad. Se me viene a la cabeza la descripción que hizo Napoleón de los españoles antes del 2 de Mayo: "son un pueblo de aldeanos ignorantes gobernados por curas" Dio en el clavo, pero ello no desmerece todo lo que esos aldeanos lograron a partir de ese momento.
    Espero que tu irreverente pluma siga su labor. un abrazo tio

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  3. Has conseguido 102 visitas en un sólo día con una entrada dedicada al hecho de taparnos la nariz cuando hablamos del pasado, a ese pulido de aristas para que la realidad sea redonda y/o de nuestro agrado?? Joder, pues tiene mérito, sí.

    A este paso me coges. Voy a tener que meter algún desnudo o alguna polémica XD

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  4. Gracias, Spanish Cocoon. No es nada desacertada la mención de Napoleón, me parece. No sólo porque, tomando como fundamento su trayectoria y parte de su discurso, algunos lo han retratado como la sublimación de la Revolución Francesa (yo no estoy muy de acuerdo, pero...). Sino también porque tenía bastante tendencia a adorar sus propias ideas. Los españoles se supone que eran eso que dices y los ingleses nada más que 'un pueblo de tenderos'. Precisamente los dos que le pusieron roja la carita.
    Gracias por leerme y comentarme. Seguro que habrá ocasiones para debatir. Un abrazo.

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  5. ¡Gracias, hermano Bachiller!

    Espero que te haya gustado. Y no te preocupes demasiado por las cifras: ya sabes que se me dan mal.

    Un abrazo.

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  6. Solamente la frase que inicia la primera entrada de tu blg me hace ser firme lector y seguidor del mismo. No puedo estar más de acuerdo. En estos tiempos de la estupidez a granel y la idiota felicidad del ignorante es un gusto oír y leer a quien reflexiona sobre lo que nadie quiere hablar. Enhorabuena amigo.

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  7. Pero que bién escribes cabrón. Tenemos que escribir nuestros cortos cuanto antes, a ver si con el dinero de la boda puedo producir alguno.

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  8. Muchas gracias, Miguel. Me alegro de que estés de acuerdo y me ruborizan tus halagos. Espero, al menos, haberme ganado un lector ;-).

    Y gracias a ti también, Arturo. Lo de los cortos está hecho, sólo tenemos que ponernos de acuerdo para vernos. Aunque no sé yo si lo de la boda...¿con eso no se paga la luna de miel?

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