Camino de servidumbre (y mi liberalismo)


Creo que fue Jean François Revel quien escribió que el liberalismo no es una ideología, sino un libro de recetas. Revel tenía dos cosas que lo convierten en maestro. En primer lugar, su honesta lucidez; después, su capacidad narrativa. Gracias a ambas, el francés escribió libros luminosos (Ni Marx ni Jesús, La tentación totalitaria, Cómo terminan las democracias, La obsesión antiamericana) que le dieron una faz nueva al liberalismo político contemporáneo: la (alta) divulgación polémica. No sé si fue él también quien dijo que el liberalismo resulta la mayor parte de las veces contraintuitivo. En todo caso, sus libros vibrantes hicieron mucho por la erosión de esa corteza. Su metáfora del liberalismo como recetario es sin duda ágil, pero si la aplicamos a Camino de servidumbre, la obra maestra de Friedrich von Hayek, resulta también asombrosamente exacta.

Camino de servidumbre, por seguir con el símil, vendría a ser algo así como las 1.080 recetas de cocina de Simone Ortega. Un manual de liberalismo; pero uno de esos manuales buenos que son a la vez mapa y exploración de una materia, que atraviesan un tema para mostrar sus vigas maestras, que establecen sus fronteras analizando también todo lo adyacente. La mejor virtud de Camino de servidumbre es, con seguridad completa, que no aspiraba a ser un manual. Por eso es un texto de prosa grácil y de ingenio vivo, insolentemente crítico, irreverente y valentón. Al economista austriaco asustado por el avance que la planificación, escudada en la guerra, estaba logrando en las sociedades combatientes del nazismo, le sale un ‘libro seminal’, como lo llamó Santiago Navajas. No sólo una defensa a ultranza de la libertad, sino una teoría trabada y potente de la sociedad libre y abierta.

Si un liberal contemporáneo tiene que leer Camino de servidumbre para conocer realmente a sus padres, un socialista de hoy (¿es eso un oxímoron?) debe leerlo para conocer a sus abuelos. Hayek recorre el árbol genealógico reciente (el libro es de 1944) de la tiranía y señala que ésta ha estado siempre relacionada con la planificación. Tampoco el socialismo sale precisamente bien parado en esta exploración de las tendencias y los intentos por lograr una concentración de poder que lamine la libertad individual en provecho de ‘un proyecto de sociedad’ o una ‘Razón de Estado’. Pero no es sólo que la planificación resulte antiética por liberticida, sino que además no es práctica: la teoría de Hayek sobre el sistema de precios como la mejor cadena de transmisión de información es un reto serio para todos aquellos que observan el libre mercado como una variedad de la magia negra.

Camino de servidumbre es un libro inteligente y hondo, y no es mi intención esta vez develar exhaustivamente su contenido. Simplemente he vuelto a un libro que es piedra de toque de mi pensamiento político desde que lo leí por primera vez, hace unos cinco años. Camino de servidumbre y Libertad de elegir, de Milton y Rose Friedman terminaron, por decirlo de alguna manera, de cristalizar en mi frente algunas ideas a medio esbozar sobre la libertad, el papel político del individuo, el poder, la política y el pensamiento. Después han venido muchas lecturas más. Pero digamos que la equidistancia liberal entre la izquierda y la derecha, que su afán permanentemente crítico, que su capacidad para la crítica y la autocrítica, que su insolencia indisimulada eran el marco que mi talante estaba buscando. Esos dos libros me mostraron que había un lugar fructífero y estimulante entre el fanatismo y la indiferencia.

6 comentarios:

  1. Hola, Daniel.

    He leído con atención lo que escribes. No me he leído "Camino de servidumbre". Probablemente debería antes de escribir lo que te voy a contar, pero dudo mucho que me pueda convencer de lo contrario.

    El liberalismo es una idea muy bonita en el plano teórico. La libertad es una palabra preciosa. Y el liberalismo económico es una maravilla sistémica. Ves esas gráficas con ofertas y demandas que se cruzan, causas y consecuencias perfectamente delimitadas y encadenadas, y hasta puedes creértelo. Pero esos modelos "liberales" se basan en muchas hipótesis que ni remotamente se cumplen en la realidad. Competencia perfecta, libre transferencia de información entre individuos, alineación de intereses, etc.

    Por ejemplo, la "disposición al trabajo", no existe. El currante curra lo que le mandan, no lo que quiere. Según el modelo liberal, cada currante curra lo que quiere y cobra en consecuencia. Si trabajas más horas (porque quieres) cobras más. Si estás dispuesto a menos, trabajas menos horas y cobras menos. ¡Ja! Que no, hombre, que no. Que el papel lo aguanta todo, pero en la práctica eso no existe.

    En último término, el liberalismo tendría sentido si el ser humano fuese bueno. Si el hombre es bueno, debe ser libre, porque los resultados de sus actos serán buenos. Pero por desgracia, no lo es. O, mejor dicho, no todos los seres humanos lo son. Hay mucho hijo de puta suelto. O poco, pero esos pocos son lo suficientemente hijos de la gran puta para jodernos a todos. Tiene que estar muy controlado, porque si no, el avaro cabrón, va a joder a los demás. No lo dudes. Tenemos ejemplos a patadas día a día.

    Y, no olvidemos, en un planeta que se rige esencialmente por un capitalismo liberal, hay 925 millones de personas malnutridas, cuando hay alimentos más que suficientes para que todos estemos alimentados. Una puta vergüenza. El hombre libre no hace nada. Pues habrá que obligarlo. Ojalá existiese un organismo con autoridad global para imponer la "liberticida" planificación en el reparto de alimentos.

    ¿Y la crisis? La crisis, que está provocando tanto mal en tanta gente, tiene orígenes financieros. Es decir, "artificiales", de mentira. No ha habido ninguna catástrofe natural, ningún "fenómeno real" que haya causado esta crisis. Hay gente que "libremente" se ha enriquecido a costa de los demás. Eso no se puede consentir.

    Lo siento, pero mi fe en el hombre es escasa. Si fuese bueno, debería ser libre. Pero el hombre se ha pasado toda su existencia, durante toda la historia, en guerra. ¿Todos son malos? No. Pero hay un número significativo de cabrones (muy cabrones) como para que haya que limitar su libertad.

    Saludos.

    P.S.: en otro momento te cuento por qué creo que debe existir un sistema tributario progresivo. Los impuestos deben existir (sin duda) y tienen que ser progresivos. Básicamente, por la utilidad marginal decreciente del dinero. Otra cosa es cómo debe administrarse lo recaudado. Que debe hacerse bien y controlarse. Pero es otro tema.

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    1. Hola, 555:

      Antes que nada, muchas gracias por leer y comentar. Me gusta que este Rincón sea, aunque pequeño, un espacio de reflexión y debate razonable. Es muy probable que tengas razón y que 'Camino de servidumbre' no te convenciese de lo contrario de lo que piensas. Si Hayek no sería capaz, es absurdo que yo intente convencerte de algo. Pero sí hay algo para lo que podría servirte leer 'Camino de servidumbre': para tener una idea precisa de lo que es el liberalismo. Una idea precisa y de primera mano.

      Me parece central en tu argumentación lo siguiente: 'El liberalismo tendría sentido si el ser humano fuese bueno'. Creo que esa es la clave de tu idea, y que de ahí se deriva todo lo demás de tu opinión sobre el liberalismo. Me parece una idea incorrecta. El liberalismo no confía en ningún momento en la bondad de los hombres. Confía en su libre acción, tanto social como política y económica. Porque es en un sistema de libertad donde a los individuos les resulta más fácil descubrir lo incorrecto, lo que está mal. Lo diré de otra forma: les resulta mucho más difícil ocultar sus malas acciones, que suelen ser tentativas contra la libertad de los demás.

      Si el liberalismo fuese una teoría ingenua, no prestaría tanta atención a la eliminación de los monopolios. Es un punto central de las 'recetas' liberales: evitar que alguien acumule tanto poder económico o tanto poder político como para poder disponer tiránicamente de los demás, gracias al control absoluto que ejerza sobre cualquier aspecto de la sociedad. En este punto, detecto una contradicción en tu argumento: afirmas que el liberalismo se basa en muchas hipótesis (en realidad no son hipótesis, sino mecanismos sociales) que en la realidad no se cumplen, como la competencia perfecta, la libre transferencia de información, la alineación de intereses...y, al mismo tiempo, apuestas por un control rígido de la hijoputez de los hombres. ¿Qué te hace pensar que hay alguien o algo capacitado para controlar los miles de billones de conexiones y pequeñas decisiones que componen un sistema económico o político? No lo hay, por eso la planificación ha sido siempre ineficiente, a más de liberticida.

      Es muy fácil, pero muy triste, hablar con ligereza de iniciativas liberticidas cuando siempre hemos disfrutado de libertad y no conocemos verdaderamente lo que supone estar privado de la propia acción. Hablas de malnutrición y crisis. Son dos temas importantes, de los que habitualmente se acusa al liberalismo capitalista. Bien está que se conformen corrientes de opinión y discursos 'alternativos', pero una opinión y un discurso solamente tienen valor mientras tienen en cuenta los hechos. Si no, son poesía. El número de personas malnutridas, de muerte por inanición, la frecuencia de las crisis de subsistencia, los índices de miseria en los países del Tercer Mundo presentan un descenso constante, no muy veloz pero sí sostenido, desde hace treinta años.

      (Continúa)

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    2. ...La crisis actual, efectivamente, tienes orígenes financieros. Artificiales, sí. Pero 'artificial' no es necesariamente lo mismo que 'de mentira'. El sistema económico contemporáneo es tan extremadamente complejo que lo 'artificial' tiene que formar parte necesariamente de su ser. Sí hay un fenómeno real que ha causado esta crisis, tú lo indicas: el afán de enriquecimiento fácil de muchos. No sólo de unos pocos, sino de muchos y no sólo en despachos. La paralización de flujo provocó una reacción en cadena que, de haberse respetado el libre mercado, habría provocado el hundimiento de unos cuantos cientos de miles de bancos e inversores que habían actuado con irresponsabilidad. ¿Qué pasó, en su lugar? Que, desde entonces, esos mecanismos de control del 'avaro capitalista' que la sociedad se ha dado inyectan dinero público en vena a unos bancos que no merecen seguir abiertos.

      Yo sí tengo fe en los hombres. Desde luego, los sistemas que construye son imperfectos, pero perfectibles. En tu último párrafo pareces situar la limitación de la libertad como una especie de motor de la historia. Estoy en completo desacuerdo y me parece una idea extremadamente peligrosa. Como historiador en ciernes, he llegado a la conclusión de que es precisamente la libertad la que ha otorgado a los hombres mayores cotas de progreso y felicidad. Allá donde la planificación se ha dado, sólo ha sido un mecanismo de gestión de la penuria.

      Un abrazo.

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  2. "Donde no hay ley no hay libertad. Pues la libertad ha de ser el estar libre de las restricciones y la violencia de otros" (John Locke)
    Me uno al comentario de más arriba acerca del liberalismo como un utopismo a medias. Me explico. Es importante no diluir la importancia del individuo como sujeto de derechos, pero en las sociedades modernas ha de tener también deberes. ¿Cómo surge el orden, entonces? No desde el caos, desde luego, y un ejemplo claro lo tenemos en la crisis actual.
    Respecto al posible oxímoron sobre el socialismo de hoy: no sé si te refieres a la socialdemocracia o al socialismo democrático. La experiencia de la URSS no fue socialismo (Elías Díaz lo llama país de socialismo realmente inexistente) porque el socialismo es libertad, retomando la frase de Locke. Lo dice uno que cree que es socialista, aunque sabes que las etiquetas no me van.
    Friedman?? No sé cómo valora la libertad un economista asesor de Pinochet y responsable de la caída del gobierno de Salvador Allende.
    Un abrazo

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    1. Hola, Alejandro.

      La cita de Locke es fantástica. Y la pregunta sobre el surgimiento del orden es interesante, pero en cierto modo innecesaria. El liberalismo, al menos el que yo comprendo, no apuesta por la desaparición del orden ni por su demolición ni por la derogación de las leyes. Apuesta, simple y llanamente, porque el hombre sea un sujeto libre en la sociedad, y no un títere en manos de un Estado cada vez más absoluto o de las grandes corporaciones.

      El hombre tiene como principal deber la búsqueda inpenitente de la satisfacción de sus intereses. Sólo así puede configurarse una sociedad verdaderamente libre, crítica, democrática y abierta. Los experimentos de planificación siempre, repito siempre, han eliminado tanto la libertad como la prosperidad. Además, frecuentemente, de unos cuantos cientos de miles que estorbaban al tirano de turno.

      Lo del oxímoron era una boutade, Alejandro. No hay que llevarlo más allá. Pero no estoy de acuerdo ni contigo ni con Elías Díaz en eso de que lo que pasó en la URSS no fue socialismo. Comprendo que la izquierda contemporánea desee, y eso la honra, desvincularse de una empresa homicida como aquella. Pero pretender ignorar que aquello se hizo en nombre de la 'construcción del socialismo' es pretender ignorar la realidad, explícitamente expresada en escritos marxistas, leninistas y estalinistas.

      Un abrazo.

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  3. "El hombre tiene como principal deber la búsqueda inpenitente de la satisfacción de sus intereses. Sólo así puede configurarse una sociedad verdaderamente libre, crítica, democrática y abierta". Ahí es donde yo veo la contradicción mayor del liberalismo: ¿cómo situar el centro de la reflexión en el individuo-individual? Perdona por el juego de palabras, pero si estoy de acuerdo con una cosa de la Ilustración es en la dimensión social del individuo.
    Ante esta perspectiva, ¿qué hacer? El liberalismo, al hacer del individuo el sujeto de derechos y deberes (esto se suele olvidar) inviolables, supuso un paso crucial en la historia de la Humanidad. Y perdona por mi visión dialéctica, pero, no podemos quedarnos ahí. Es entonces cuando el liberalismo no puede construir, a mi juicio, una teoría social, o al menos no completamente. Por la misma razón otros sistemas sociales que han tendido a diluir la identidad individual han fracasado. Al fin y al cabo, la libertad está en cada uno de nosotros.
    Por alusiones al tema del socialismo: no es lugar para discutir al concepto de dictadura de Marx (más próximo al romano que a otra formulación), pero tal y como yo lo veo no se trata de no reconocerse en la URSS, es que si una cosa es irrenunciable en el socialismo, o al menos el que yo entiendo, es la libertad. La teoría marxiana vuelve una y otra vez sobre ello: alienación, medio de producción, superestructura... Son términos que siempre aluden a la falta de libertad para organizar la vida económico-social por parte de los desposeídos. Otra cosa es que las interpretaciones ortodoxas (Lenin, Mao, Trotsky) se apropiaran de una visión de Marx muy reducida y determinista. En "El sentido humanista del socialismo" Fernando de los Ríos explica todo esto con mejores palabras que las mías.
    Un abrazo y un placer

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