8 de enero de 2013. La mayor parte de los medios
de comunicación españoles, acostumbrados con sonrojante facilidad a aquello
a lo que debieron oponerse desde el principio y por principio, las ruedas de
prensa sin preguntas, dan un paso más en su descenso hacia la insignificancia y
obedecen la convocatoria virtual de un nuevo partido político. Es decir, dan
cobertura a un vídeo de
YouTube. En él, se presenta el Partido X-Partido del Futuro. Es un vídeo de presentación
gracioso, en el más pleno sentido de la palabra. Gracioso no sólo, o no tanto,
por las notas de humor que los guionistas han introducido premeditadamente,
sino también, o sobre todo, por las que han introducido sin saberlo cuando
creían estar poniéndose serios. Dicen no ser el partido del 15-M, pero la
defensa mesiánica que de él hacen los vincula inevitablemente en un mejunje
ademocrático.
Ésta última frase basta, imagino, para poner mi nombre en la
lista de apoyos del “Antiguo Régimen”. Debéis comprender que aterrado por esa posibilidad,
ponga mis ahorros y mi futuro lo más pronto posible lo más lejos posible: el
Partido X-Partido del Futuro ya ha ganado. Desde luego, estoy dramatizando: no
tengo ahorros que poner a salvo. No, ahora en serio: el Partido X cree haber
ganado de verdad, y aquí es cuando lo gracioso comienza a parecerme peligroso.
Si después de preguntarse qué han ganado, ellos a ellos mismos se contestan “todo”,
entonces ya sí que no cabe la broma. El único punto de
su programa, democracia, se desactiva ante una pretensión tal de totalidad.
Lo que hay que reconocerle al nuevo partido es la rapidez con que ha asimilado los
modos del medio en que aspira a moverse: hablar enfática y campanudamente de
verdades reveladas.
O lo que es lo mismo: dar por hecho que lo que se piensa es
lo único que puede pensarse, que es indiscutible. No me gustaría darle
demasiada importancia a lo que puede ser sólo un recurso narrativo pero, ¿qué
más “revelado” que lo que viene del futuro? Lo indiscutible es el plomo en el
ala de la inteligencia y también, bienhadada coincidencia, en el de la
democracia. El Partido X-Partido del Futuro aspira a “resetear el espacio
político”, pero las metáforas informáticas (todavía) no han superado el
horizonte al que pertenecen, y que no es el de los humanos. Como sabe cualquier
mal escritor, aunque no lo reconozca, pacer en metáforas que no funcionan es la
mejor manera de no crecer. Quizás por eso, los
cuatro
mecanismos
que
el Partido X deriva de su imagen reseteante y con los que aspira a lograr
su proyecto son, como mínimo problemáticos.
Referéndum como vía legislativa, precisamente ahora que ha
tenido que rechazarse la construcción de la Estrella de la Muerte, que
pedían 35.000 almas. WikiGobierno, o cómo confundir cantidad con calidad.
Derecho a voto real y permanente, que se quiere implementar ¡sin ninguna
modificación legislativa! Transparencia, y para empezar a trabajarla todos somos
nadie y nadie tiene nombre. En esta teoría mecanicista de la democracia faltan
demasiadas cosas como para enumerarlas una a una, pero sí merece la pena
señalar una ausencia, por su valor simbólico: ¿qué hay de la divergencia? ¿Qué
de la flexibilidad para ser unas veces mayoría y otras minoría? ¿Qué de la
competencia entre propuestas? ¿Qué de la negociación? He de confesar que nunca
fui bueno en matemáticas, pero sospecho que hay ecuaciones que es mejor no
resolver.